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21 DE JULIO

21 DE JULIO

Tenemos a Silvia de vuelta. Mañana intensa de preparación de danza para empezar la semana. Los ejercicios se van encaminando hacia la situación de "Vienen". Víctor vuelve a plantear hasta qué punto conviene coreografiar la escena sin que pierda vida. Creo que vamos comprobando que sí: la sensación de caos y confusión pertenece al espectador, pero no a los actores. En todo caso, partimos del material que surge en sucesivas improvisaciones y con observaciones de las tres personas del dios verdadero de la dirección se fijan actitudes, trayectorias, cambios de ritmo... Vamos estableciendo secuencias diferenciadas. Hay una, eufórica, de carreras circulares con diagonales intercaladas, que puede quedar menos sujeta. Cosas que pasan: después de unas primeras improvisaciones en las que parece que no sale nada útil, que el espíritu de lunes hace estragos, decidimos dejarlo para otro día, pero los actores deciden seguir. Lo hacen y de pronto la energía empieza a funcionar. Habíamos hecho otros planes para el resto de la mañana, pero cuando algo marcha hay que agradecerlo y dejarse llevar. La escena queda bastante a punto. En todo caso hablamos de reducir el tiempo dedicado a la preparación de danza en los próximos días para avanzar más en escenas que están queriendo abrirse paso. En el poco tiempo que nos queda retomamos "Ciega y muerta" . Insisto en lo que comentaba el viernes: hay que insuflarle mucha más vida. Propongo una improvisación sin ceguera ni muerte: dos mujeres que se increpan y se necesitan. Privilegiamos provisionalmente la agresividad, la exigencia mutua, que está en el texto. La desesperación también. Sobre la improvisación se muestra un giro en el que la iniciativa cambia bruscamente, ya no es Gema la que pide, sino Inma, que afectaba seguridad. En todo caso, ¿cuál es la demanda? Habrá que seguir con esa pregunta. De pronto la muerta me parece que sería como un oráculo al que la ciega acude para buscar respuestas. Las respuestas se le niegan, y ahí está lo esencial del conflicto. Quizá conviniera cambiar la situación, pienso sobre la marcha en una actitud más erguida de Inma, incluso sobre una especie de pedestal. Probaremos. Víctor sugiere una solución de compromiso, que pinta bien: mantener la posición inicial de Inma tumbada y que luego se vaya levantando como un espectro, como si su cuerpo siguiera abajo. Incluso Gema puede dirigirse a ese cuerpo imaginario. Otro día seguiremos, hay que irse.

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