15 DE JULIO
Víctor trabaja distintos tipos de ejercicios que se van centrando sobre todo en relaciones de pareja, jugando con salir del eje, ceder y acoger peso, conciencia de la totalidad del cuerpo propio y el de la pareja... Como horizonte inmediato más concreto está la coreografía para "Bodas de sangre", que habíamos quedado en trabajar hoy. No obstante, abordamos primero la coreografía con sillas que estaba apuntada, con idea de darle una mayor complejidad, dentro de que no ha de ser muy larga. Quedará en unos 30 segundos. Comentamos la posibilidad de que lleve música, y acabamos por desecharla. Mientras van ensayándola, se me ocurre que el tema de las sillas podría tener otro tipo de desarrollo en la escena de "El emperador", buscando algún juego que enlazara con la escena anterior ("Apocalipsis"), en la que me gustaría utilizar objetos y actividades cotidianas entre la gente, contrastando con la predicación del profeta. Veremos.
Luego nos centramos en "Bodas...". Volvemos a hablar brevemente sobre la cuestión que surgía hace unos días de hasta qué punto interesa partir del cuerpo, de la comprensión del texto, de las emociones... Coincidimos en que depende, y en todo caso la memoria y el "pensamiento" del cuerpo es siempre más fiable que la "loca de la casa", que llamaba Santa Teresa a la imaginación. Una vela a la santa y otra al cuerpo. En fin, planteo por si acaso una primera aproximación "no coreográfica" a la relación, centrándose en el texto y la mirada. Luis propone otra, en la que Javier está inerte en el suelo y es Amanda la que lleva la iniciativa. Bien. Dice Luis que probablemente el autor estaría de acuerdo. Creo que sí, que es probable. No se trata de tomarlo al pie de la letra, pero sí de dar prioridad a la iniciativa de ella, que sería la "protagonista" en la jerga de Strasberg.
A partir de ahí empieza el trabajo de coreografía de Víctor sobre la primera parte de la escena, muy centrada en el apoyo de la pared (Pepe, confiamos en que aguante). Hay buen entendimiento entre Javier y Amanda. Se van disipando pequeñas inhibiciones y la escena va cobrando mucha fuerza. Todo muy carnal y muy sutil a un tiempo, con una buena base emocional. La segunda parte (que dejamos pendiente) tendrá otro desarrollo espacial más amplio, saliendo de la pared.
Por último, vamos al monólogo de la madre. Vamos organizando la evolución de las emociones, proponiendo algunos gestos y pausas concretos. Partirá de una larga pausa, luego un avance lento hacia el público y mientras tanto habrá encontrado fuerzas para empezar a hablar, buscando interlocutores. Hay un momento de estallido emocional y luego, con un gesto abierto y sostenido ("ese espanto feliz de no ser nada") se produce un salto, de pronto sobra la carga emocional, ya no habla del presente sino de un pasado remoto, de otra persona que ya no existe.
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